TOXEMIA Y DEPURACION
LA REPRESION DE LOS SINTOMAS
A esta altura, es fácil comprender lo nefasto que resulta la
represión de síntomas, siendo que el síntoma es apenas “la punta del iceberg”
que es la toxemia crónica.
Este mal hábito, fruto de un contexto social que reclama
soluciones instantáneas y un gran negocio basado en prometerlas, ha dejado en el
olvido las bases de la terapéutica hipocrática. Los griegos hablaban de tres
fases en el proceso curativo: en primer lugar el reposo; si no era
suficiente, probar con la dieta; y solo en última instancia recurrir a la
medicación. La medicina alopática se encargó de borrar las dos primeras
fases, acortando camino hacia la medicación represora de síntomas. Tratamos al
organismo como si fuese un “idiota” que hace mal las cosas o estuviera
“fallado”.
Aunque no podemos considerarla una enfermedad, nuestro
comportamiento frente a la
sudoración es un claro ejemplo de la actitud represora de síntomas. El
sudor es un canal natural de excreción de desechos, como veremos luego en
el apartado referido a la piel. El organismo tiene glándulas específicas para
eliminar toxinas detrás de las rodillas, detrás de las orejas, en la ingle y en
las axilas. La presencia de sudor corporal es un indicador de buen
funcionamiento de estas glándulas, mientras que su abundancia o el mal olor
significan colapso tóxico y alimentación inadecuada.
Ahora bien, en lugar de corregir las causas del desequilibrio,
utilizamos sustancias químicas sintéticas que bloquean la emisión del sudor: los
populares
antitranspirantes. Es más, ahora se ha puesto de moda una intervención
quirúrgica[1] aplaudida por como un logro de la dermatología y destinada a… ¡¡¡eliminar
las glándulas sudoríparas de las axilas!!! Se hace en pocos minutos y está
orientada a personas con sudoración excesiva, o sea… ¡¡¡muy intoxicadas!!!
Un detalle: tras la operación, las personas comienzan a sudar por la espalda o
el torax!!!... un pequeño “efecto secundario”… Y para colmar la capacidad de
asombro, ahora se bloquea la sudoración con implantación de botox o toxina
botulínica!!!
Los
antitranspirantes -como su nombre claramente lo indica- evitan la
transpiración; por lo tanto,
impiden excretar las toxinas a través de las axilas. Estas toxinas no
desaparecen mágicamente; al no poder ser evacuadas, pasan a las glándulas
linfáticas que se encuentran debajo de los brazos. La mayoría de los tumores
cancerígenos de seno, ocurren en este cuadrante superior del área de la mama,
precisamente donde se hallan dichas glándulas. Ni hablar de los
linfomas o cáncer linfático.
En opinión del Dr. Christopher Vasey, “las medicaciones
represivas de síntomas, que van en contra de los esfuerzos de purificación del
organismo, solo deberían emplearse cuando la vida del paciente está en peligro,
cuando los dolores son demasiado fuertes o cuando hay una invasión microbiana
generalizada”.
Como puntualiza el Dr. Robert Masson, director de estudios del
Instituto de Naturopatía de París: “Prudencia frente a ciertas “curaciones”;
como esos eccemas o soriasis muy mejorados, cuando no “curados” por pomadas
generadoras de ceguera, epilepsia, cardiopatías, asma o tumores; leucorreas,
poco o nada infecciosas, “reemplazadas” a consecuencia de un tratamiento local
“muy eficaz” por mastosis, fibromas, esterilidad, asma, angina de pecho o
depresión; hemorragias nasales cauterizadas, seguidas muy rápidamente por un
Parkinson; hemorroides poco sangrantes, “rápidamente secadas”, seguidas de un
ataque cerebral fulminante”.
Lamentablemente se ha generalizado el concepto de un remedio
para cada enfermedad y cuanto
más grave la enfermedad, más potente la medicación. O sea que seguimos
luchando contra los efectos
sin suprimir las causas: en el ejemplo del automóvil, continuamos
apagando la luz de presión de aceite.
Al incrementarse la contaminación del terreno -por el aporte
tóxico de los medicamentos empleados- y deprimirse cada vez más la fuerza vital,
nuestro
sistema inmunológico baja la guardia, pierde efectividad de acción y se
abren las puertas para un estado más peligroso.
[1] Una técnica evita la transpiración excesiva. Fue desarrollada por un
cirujano argentino. Consiste en eliminar, por medio de láser, las glándulas
sudoríparas de las axilas; es ambulatoria y se realiza en 45 minutos. Fue
presentada en el 7° Congreso Internacional de Cirugía Dermatológica. La Nación,
31/10/03
Extraído del libro "Cuerpo Saludable"
ďťż
No hay comentarios:
Publicar un comentario