CELULAS Y TOXEMIA
LA UNIDAD VITAL
Esta fuera de discusión el hecho biológico de nuestra constante
renovación orgánica. Diariamente estamos produciendo millones de nuevas células
que reemplazan a las más viejas. Aunque la gente piense que su cuerpo es una
estructura estática que envejece[1], el organismo está en estado de renovación
permanente: a medida que se descartan células viejas, se generan otras nuevas
para reemplazarlas.
Cada clase de tejido tiene su tiempo de renovación, que
depende del trabajo desempeñado por sus células. Las células que recubren el
estómago, viven sólo cinco días. Las células de los glóbulos rojos, después de
viajar casi 1.500 kilómetros a través del “laberinto” circulatorio, sólo duran
alrededor de 120 días antes de ser enviadas al “cementerio” del bazo. La
epidermis (capa superficial de la piel) se recicla cada dos semanas. El hígado,
desintoxicante de todo lo que ingerimos, tiene un tiempo de renovación total
calculado entre 300 y 500 días.
Otros tejidos tienen un tiempo de vida que se mide en años y
no en días, pero están lejos de ser perpetuos. Hasta los huesos se renuevan
constantemente: todo el esqueleto de un adulto se reemplaza celularmente en
menos de diez años. Recientes estudios demuestran que incluso las células
cerebrales -consideradas hasta hace poco, elementos vitalicios del organismo- se
renuevan periódicamente [2].
Jonas Frisen, biólogo celular del Instituto Karolinska de
Estocolmo, ha demostrado que la edad promedio de todas las células del organismo
de un adulto puede ser tan sólo de entre siete y diez años. Esto ya lo sabían
los intuitivos maestros orientales, pues en los antiguos textos hablaban de un
período de siete años para la completa renovación
del organismo.
Ahora bien, la pregunta del millón es: ¿por qué tenemos
órganos defectuosos cuando periódicamente los estamos renovando? ¿Por
qué una persona “sufre” del hígado, si sus células hepáticas viven solo seis
semanas y en el arco de un año las habrá renovado por completo?
Para encontrar respuestas, debemos por fuerza perder algo de
tiempo y comprender como funciona esta unidad orgánica que es la célula. En
realidad no es “perder tiempo”, sino invertirlo en conocimientos básicos que nos
harán más sanos y menos dependientes de curaciones externas. En la correcta
renovación celular encontraremos la clave para recuperar la salud y la plenitud.
El cuerpo sabe mejor que nosotros lo que conviene hacer a cada momento. Solo se
trata de “no poner palos en la rueda” de la infinita magia corporal… pero
parece que nos empeñamos en ello!!!
Por otra parte, tomar consciencia de esta realidad nos
permitirá abandonar el estado de resignación a la mediocridad. No
ejercemos plenamente nuestro natural derecho a la plenitud física y mental.
Nos parece que estar al 100% de nuestro potencial es utópico; por ello nos
resignamos y aceptamos andar al 50%. Nos condicionan a pensar que el estado
mediocre es “normal”. Siempre “algo” hay que tener, ya sea por envejecimiento,
genética o virus. Y esto no es verdad. Ese “algo” no es natural y es sólo la
expresión del desequilibrio que nosotros mismos generamos por desconocimiento,
malos hábitos o condicionamiento mental, obstaculizando la “magia” de la
permanente renovación celular.
CÉLULA, LA UNIDAD VITAL
Así como una colmena se compone de miles de abejas, nuestro
organismo se compone de billones de células. Todo se reduce a grupos de
células: sangre, huesos, órganos. Si pudiésemos disponer todas las células de un
cuerpo humano sobre un plano, veríamos que estamos compuestos por unas 200
hectáreas de tejidos celulares (la superficie de 200 manzanas de una
ciudad). Todo el organismo no es más que un reflejo directo de la eficiencia
funcional de estas microscópicas unidades vitales.
Cada célula, independientemente de la función que cumpla en el
organismo, tiene similares mecanismos de acción: se reproduce, se nutre, se
desintoxica y desarrolla una tarea específica. Esto nos permite entender que,
además de la información presente en su material genético, la célula depende de
dos factores externos que condicionan su funcionamiento: la
calidad de nutrientes que reciba y la calidad del medio en el cual
deba actuar.
Comprendiendo que el organismo humano se origina a partir de
un par de células, es sencillo darse cuenta que la
calidad del organismo dependerá directamente de la calidad celular;
ésta a su vez dependerá de la calidad de nutrientes que tenga a
disposición y la calidad del medio en que se mueva. Si bien el primer
factor tiene mucho que ver con la nutrición de la persona, ambas variables están
condicionadas por el grado de intoxicación del organismo.
Los miles de millones de células que componen un cuerpo
humano, se mueven en un verdadero “mar interior”. El 70% de nuestro cuerpo es
agua; fundamentalmente sangre, linfa y líquido intracelular. Antiguamente se
hablaba de “humores” corporales; hoy se habla de “terreno”. Dado que la mayoría
de los tejidos celulares no pueden desplazarse o lo hacen localmente, la calidad
de dicho terreno es fundamental para asegurar, tanto la
correcta nutrición como la eficiente evacuación de los desechos
que las células generan.
Cien mil kilómetros de capilares sirven para irrigar aquellas
doscientas hectáreas de tejidos celulares que citamos anteriormente. Pese a
disponer de pocos litros de fluidos, el cuerpo está preparado para cumplir esta
delicada función gracias a tres variables: la velocidad de circulación, la
irrigación diferenciada y la calidad de estos fluidos. La sangre fluye a gran
velocidad por la red de capilares, tardando solo un minuto en dar una vuelta
completa al cuerpo.
Por otra parte, no toda la red de capilares esta llena al
mismo tiempo; sólo las partes más activas disponen de abundante irrigación: los
músculos cuando trabajamos, el estómago cuando digerimos, etc. Aquí comprendemos
rápidamente dos cosas muy útiles: una, la importancia de la calidad del sistema
circulatorio y dos, lo contraproducente que resulta hacer varias cosas al mismo
tiempo!!!
[1] “No importa la edad: su cuerpo es más joven de lo que usted creeAun en una
persona mayor, casi todas sus células tienen menos de 10 años” - The New York
Times/La Nación - 14/8/05
[2] Confirman que las neuronas se renuevan: Investigadores neocelandeses y suecos lograron confirmar que el cerebro humano puede fabricar nuevas neuronas, según un estudio que publica la revista Science - La Nación 16/2/07
[2] Confirman que las neuronas se renuevan: Investigadores neocelandeses y suecos lograron confirmar que el cerebro humano puede fabricar nuevas neuronas, según un estudio que publica la revista Science - La Nación 16/2/07
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