¿COMO RESOLVER LOS PROBLEMAS CRONICOS?
EL PROCESO DEPURATIVO
Hay muchas cosas que podemos hacer para mejorar nuestra calidad de
vida. Este término significa: buen nivel de energía, adecuado manejo del estrés,
retardo del proceso de envejecimiento y ausencia de los desequilibrios que
llamamos enfermedad. Si nos autoreparamos, nos autodepuramos y nos
autoregeneramos, ¿por qué se degrada nuestra calidad de vida? ¿Por qué nos
resignamos a la mediocridad, conviviendo con enfermedades crónicas y
degenerativas? ¿Por qué esperamos un diagnóstico grave, para recién entonces
comenzar a modificar los hábitos nocivos? La calidad de vida depende únicamente
de nosotros y podemos mejorarla a través de cosas sencillas que podemos
incorporar en nuestra rutina diaria, beneficiando a todo el entorno familiar.
¿Por qué cree usted que nos ocurren estas cosas?
- Vivimos menos y peor
- Envejecemos más rápido
- Los niños tienen problemas de viejos
- Nos falta energía
- No manejamos el estrés
- Nos resignamos a la mediocridad
- Convivimos con enfermedades crónicas
- Aumentan las afecciones degenerativas
- La ancianidad no es dignidad; se padece
¿Puede ser todo culpa de virus, genética o estrés?
Virus y genes requieren siempre las necesarias e imprescindibles condiciones
favorables para expresarse. Si no le brindamos un “terreno” acorde, no pueden
manifestarse.
Por su parte, el estrés es consecuencia y no causa del
problema. ¿Qué hay detrás de una persona estresada?
- Desorden nutricional: excesos y carencias
- Síntesis hormonal desequilibrada
- Acidosis orgánica; falta de alcalinidad
- Malfunción intestinal
- Y sobre todo, colapso hepático
Como luego veremos, el hígado controla la vitalidad, el
estado emocional y la claridad mental de una persona. Un hígado sobrecargado y
colapsado, generará: depresión, cólera, irritabilidad, mal humor, violencia,
agresión, estrés… Entonces, ¿no es más correcto decir que una persona está
intoxicada en lugar de rotularla como “estresada”?
CAUSA PROFUNDA: ENSUCIAMIENTO CORPORAL
Los modernos problemas de salud son apenas síntomas del
ensuciamiento corporal, problema generado en las últimas décadas a causa de
nuestra
antinatural alimentación artificializada y el total olvido del
mantenimiento depurativo. El Dr. Jean Seignalet, catedrático francés
que investigó el tema durante décadas en miles de pacientes con enfermedades
crónicas y degenerativas, demostró la incidencia de la moderna alimentación como
causa profunda de las principales patologías actuales, muchas de ellas
consideradas “incurables” por la ciencia.
El problema comienza cuando los alimentos que ingerimos no
están adaptados a nuestra fisiología. Entonces la digestión de la comida es
insuficiente, la flora se desequilibra, se genera putrefacción, inflamación y
enlentecimiento del bolo alimenticio. Esta combinación de factores genera un
peligroso incremento de la permeabilidad intestinal, lo cual permite que
gran cantidad de macromoléculas alimentarias y bacterianas, atraviesen
fácilmente la delgada mucosa intestinal. De ese modo, un gran volumen de
sustancias inconvenientes pasa rápidamente al flujo sanguíneo, generándose
graves problemas ulteriores, como la hipertensión, el colapso de la
función hepática, el
“tilde” del sistema inmunológico e inéditas parasitosis
crónicas. Dicho de otra manera, en condiciones normales, lo toxico y no
digerido, se elimina; actualmente, lo toxico y no digerido, se absorbe.
El Dr. Seignalet clasificó a las enfermedades según los tres
tipos de reacciones generadas por las distintas moléculas que atraviesan la
mucosa intestinal permeable. Cuando se trata de moléculas antigénicas (que
provocan reacción inmune), progresivamente se generan
enfermedades autoinmunes. Cuando las moléculas no provocan reacción
inmunológica, su acumulación progresiva genera enfermedades de intoxicación.
Cuando las moléculas ensuciantes intentan ser eliminadas por los glóbulos
blancos, su abundancia genera enfermedades de inflamación.
Luego de 30 años de tratar y remitir casos incurables, es
importante lo que concluyó el Dr. Seignalet: “Al final, es el balance entre
los aportes y las salidas de desechos, lo que determina la evolución de
la enfermedad:
• Cuando los aportes superan las salidas, más o menos
tarde podemos
esperar una enfermedad;
• Cuando las salidas superan los aportes, el retorno
a la normalidad es posible;
• La eliminación parcial de los desechos se traduce en
una mejora parcial;
• La eliminación total de los desechos se traduce en
una remisión completa”.
En síntesis, lo que habitualmente llamamos enfermedad, no es
más que un
intento del cuerpo por sobreponerse al agobio tóxico… que nosotros mismos
generamos cotidianamente y nunca aliviamos. Es fácil constatar cómo
reduciendo la toxemia, remiten los síntomas que habitualmente
rotulamos como “enfermedades”.
¿CÓMO EMPEZAR?
En presencia de un organismo sobrecargado de toxinas, y
más aún, si dicho estado de sobrecarga es de antigua data, la pregunta
resulta obvia: ¿por dónde empiezo? Por cierto, cada organismo es distinto y
reacciona en forma diferente, pero en todos los casos la necesidad imperiosa
es una:
limpiar para restablecer el orden perdido.
Es por ello que, a modo de estrategia inicial, hablamos
de un
proceso depurativo básico. Dicho conjunto de acciones, está basado en dos
aspectos imprescindibles y complementarios, que van bien para todos:
evacuar los desechos antiguos acumulados y evitar que penetren nuevos
desechos, sin dejar de satisfacer las necesidades
orgánicas. Tal como indica el ejemplo del automóvil con su motor carbonizado,
ambas cosas (limpiar y no ensuciar) deben realizarse al mismo tiempo.
Quién haya realizado alguna cura depurativa, habrá constatado
la cantidad de toxinas que pueden acumularse en el cuerpo. Cuando el organismo
ve
sobrepasada su capacidad de eliminación, no tiene más remedio que
almacenar la escoria tóxica remanente, rogando que en algún momento se
produzca la pausa que permita evacuar los desechos.
Esta pausa sería el antiguo y olvidado hábito del ayuno,
o bien una
crisis depurativa (el caso de una gripe). Pero como los ayunos no se
hacen y las crisis se reprimen con fármacos, los remanentes tóxicos
se incrustan cada vez más en las profundidades de los tejidos,
encapsulados en líquidos o cuerpos grasos para evitar que generen daño.
Esta lógica corporal (homeostasis) de no contaminar
el resto del organismo, es similar a la que usamos en casa cuando hay huelga
de recolectores de basura. Mientras esperamos que se restablezca el servicio,
depositamos los residuos en bolsas gruesas, para evitar que contaminen la
vivienda. Como el cuerpo no dispone de bolsas de consorcio, echa mano a la
grasa corporal (captura lipógena) o a la cristalización (cálculos
hepáticos) para encapsular y aislar toxemia.
Proceso DEPURATIVO BASICO
Habiendo visto los principales mecanismos y leyes de la
depuración orgánica, estamos en condiciones de evaluar puntos críticos, tipos de
desechos predominantes y órganos a estimular. Pero más allá de las
particularidades de cada persona, veremos a continuación un conjunto de recursos
que pueden utilizarse simultáneamente, con cierta seguridad e indudables
beneficios en todos los casos. Nos referimos al proceso depurativo básico,
un abordaje efectivo, basado en dos líneas de acción bien identificadas:
limpiar y no ensuciar.
Es obvio que cada persona responde a una particularidad y a
una historia que la diferencia del resto. No será lo mismo un individuo que ha
siempre cuidado su estado general, a una persona con ensuciamiento corporal
crónico, que por años no ha realizado ninguna tarea depurativa, cosa por
demás frecuente hoy día. Por cierto, tampoco serán iguales las reacciones
orgánicas frente al trabajo depurativo, pero en ningún caso resulta
contraproducente actuar. Es más, a mayor cronicidad y gravedad,
mayor necesidad de intensificar la tarea.
Esto nos lleva a reiterar los conceptos vertidos en la
introducción de este libro: siempre es mejor contar con la supervisión de un
profesional para llevar adelante estas prácticas eminentemente caseras.
El problema es encontrar un profesional que maneje estos conceptos y estas
temáticas, en muchos casos ignoradas u olvidadas. Un ejemplo de esto es la
“negación oficial” de los cálculos hepáticos, las burlas disuasorias frente a
los lavajes intestinales o la casi nula consideración de las parasitosis,
acusando a los pacientes de “delirio parasitario” frente a obvios falsos
negativos de estudios inadecuados.
De allí la importancia que estos temas sean retomados
seriamente por la ortodoxia médica, a fin de lograr el necesario enriquecimiento
del arsenal terapéutico, frente a los nuevos desafíos de nuestra cambiante
realidad. Mientras tanto, las personas deben ocuparse sin dilaciones de
resolver sus problemas, ya que es su propia calidad de vida la que está en
juego. Si no se resuelve la causa profunda del desorden, será inevitable
seguir “chapaleando en el barro” de los síntomas y sus nefastas
consecuencias. La cuestión
está en nuestras manos: los de “afuera” son “de palo”…
Muchas veces nos encontramos con gente que duda en iniciar
estas prácticas depurativas, temerosas de sufrir algún efecto negativo en la
experiencia. Sin embargo, esas mismas personas ignoran, total o parcialmente,
los efectos secundarios, seguros y probados, de las prácticas ortodoxas a
las que están siendo sometidos.
Más que “efectos negativos”, estas prácticas depurativas
generarán sensaciones causadas por las positivas reacciones de la vital
energía corporal que ha despertado: fiebre, erupciones, mucosidad, nauseas,
diarreas, sudor fuerte, etc. Sensaciones que siempre deberán ser comprendidas y
soportadas con paciencia y perseverancia, y nunca reprimidas.
Cuanto más rápido aparecen los síntomas depurativos, quiere decir que
mayor es la energía vital disponible en el organismo y por tanto más
rápida será la recuperación. Por otra parte, cuanto más intensas sean las
crisis, lejos de sentir temor, debemos comprender que mejor será la
resolución del problema.
Por tanto es fundamental comprender esto y no reprimir
ningún síntoma. El organismo invierte mucha energía en estos procesos y al
reprimirlos, estamos anulando el fisiológico trabajo orgánico, volviendo todo a
foja cero. Lo mejor en estos casos es, tal como hacen los animales, “desenchufarse”
y
retirarse de la actividad, buscando el ayuno y el reposo reparador. Todo
puede funcionar sin nosotros por unos días y mejor funcionará con uno “a pleno”
y no “a media máquina”.
LIMPIAR Y NO ENSUCIAR
Como bien resumió el médico alemán Carlos Kozel al prologar su
“Guía de medicina natural” en 3 tomos: “Curar es limpiar”. Por lo tanto
no podemos pretender solución efectiva de ningún problema de salud, sin resolver
el colapso tóxico que ha sido causa profunda del síntoma, luego convertido en
“enfermedad”.
Otra cuestión importante a comprender cuando abordamos un
proceso como el aquí propuesto, es que solo el cuerpo cura. En realidad
nuestra función “curativa” se limita a crear las condiciones para que el
propio organismo, a través del trabajo mancomunado de billones de células, pueda
realizar las tareas de reparación, limpieza, regeneración y restablecimiento
del equilibrio fisiológico perdido.
Es algo que la inteligencia corporal viene haciendo a la
perfección desde hace millones de años… siempre y cuando el hombre lo permite.
O sea que basta con que retiremos y dejemos de colocar “palos en la rueda”,
que obstaculizan la tarea de la inmensa inteligencia y sabiduría corporal
que nos anima.
Por todo esto, un eficiente abordaje depurativo implica
transitar seis carriles simultáneamente: la limpieza de los órganos
más comprometidos (intestinos e hígado, en ese orden), desparasitar,
depurar fluidos con preparados vegetales, oxigenar el medio interno y
hacer un reposo digestivo
semanal, a lo cual se suma el imprescindible cambio nutricional, que
forma parte de lo que llamamos “no ensuciar”.
| LOS SEIS ANDARIVELES DEPURATIVOS | ||
| 1 | Limpiar órganos | Intestinos - Hígado - Riñones |
| 2 | Desparasitar | Antiparasitarios en secuencia |
| 3 | Depurar fluidos | Tónico Herbario - Zeolita |
| 4 | Reposo digestivo | Jornada semanal frutal |
| 5 | Nutrir sin ensuciar | Alimentación fisiológica |
| 6 | Oxigenar | Movimiento - Agua oxigenada |
Muchas personas que se asoman temerosas a este tipo de
abordaje, deciden ir probando alguna cosa por vez. Claro que hacer sólo alguna
de estas prácticas es siempre mejor que nada, pero si pretendemos
resolver un problema crónico, debemos considerar un abordaje integrado y
sinérgico, lo cual nos garantiza la máxima eficiencia reparadora, en
tiempo y profundidad.
Un ejemplo. Desparasitar es siempre bueno y todos lo
necesitamos. Pero si uno sólo desparasita, estará generando mortandad de
parásitos y este
material tóxico debe ser administrado por órganos ya colapsados a
causa de la invasión parasitaria que se combate. Por ello la necesidad de contar
con órganos depurativos limpios y bien funcionales. En esto ayudan las
limpiezas, el reposo digestivo y los depurativos (Tónico herbario, Zeolita,
Baplaros, etc).
Siguiendo con el ejemplo anterior, poco sentido tiene matar
parásitos
si al mismo tiempo estamos estimulando su desarrollo a través de una
alimentación ensuciante con lácteos, harinas, refinados, carnes, exceso de
cocidos, etc. Este enfoque nos obliga a ser responsables con lo que hacemos o
dejamos de hacer; somos nosotros los que manejamos la intensidad y la
eficiencia de un proceso depurativo.
Extraído del libro "El Proceso Depurativo".
ďťż
No hay comentarios:
Publicar un comentario